Imagínate esto: Es domingo por la mañana. El olor a café recién hecho inunda el ambiente. Alguien está haciendo tortitas (o al menos intentando no quemarlas). Los niños corretean y alguien de la familia sigue en pijama a mediodía. Bienvenidos a los rituales familiares: el pegamento que nos mantiene unidos, las historias que contamos durante años y la razón por la que, de alguna manera, sobrevivimos los unos a los otros.